27 mar 2008

Que la gracia y paz de Dios reine en el corazón de todo el mundo





La gracia es un don inmensamente gratuito y grande que viene de Dios, del cual nosotros somo el lugar donde se deposita y genera vida interior y que se desplaza en la realidad circunstancial y en el ambiente donde nosotros habitamos y convivimos. Crea en nosotros fuerza, valentia, amor, constancia, seguridad, salud, vida, amor, consuelo, fortaleza, gratuidad, pureza, sencibilidad, hermandad, respeto, etc.
La paz, es una realidad necesaria para todo el mundo, se alcanza con la colaboracion de todos. Es fruto de la justicia, de un trabajo justo y equitativo. El deseo del ser humano (hombre y mujer) es, estar en paz, en tranquilidad, en armonìa, es estar libre de toda clase de males, de peligros, de angustias y lamentaciones. Este deseo, es un deseo generalizado, cuantos no quisieramos que las cosas fueran distintas, diferentes, nuevas; cuantos no quisieramos que nuestra realidad fuera pacìfica, cordial, fraterna, con responsabilidad, en comuniòn y participaciòn.
La paz es posible cuando lleguemos a comprender que todos somos hijos de un solo Dios, un Dios de vivos y no de muerte. Y es que, la paz es inalcanzable cuano prevalecen nuestras posiciones, nuestras ideologias, nuestros intereces, nuestros deseos personales, nuestros criterios, nuestras pasiones, nuestro egoismo, y asi tantas cosas que yacen en nuestros corazòn y no nos abren a la posibilidad de sentirnos miembros de una sola familia y una sola humanidad. Dios, que nos ha hecho capaces de vivir y covijarnos bajo un solo techo, compartiendo una misma existencia, practicando casi las mismas costumbres e invitados a vivir los mismos valores humanos y cristianos que casi no tienen mucha diferencia, sino, se complementan.
Que nuestra diferencias, nuestras capacidades, nuestra sabiduría, nuestos deseos, fuerzas, nuestra fe, nos lleven a conseguir y a fortalecer la vida, la paz, la justicia, el amor, la fraternidad y la unidad entre nosotros. Que la humanidad se una para velar por la paz, que los pueblos estrechen sus manos para vivir en paz, que las naciones se habren a la posibilidad de estar libres; que las familias vivan en armonìa y en fraternidad, sea una verdadera comunidad de persona, lugar del nacimiento y del desarrollo de las personas y las enseñanzas. Que los jovenes seamos fuerza, levadura que fermente la vida, sal para dar sabor a la existencia, luz que irradie vida, paz, amor, pasiòn, inquietudes objetivos. La juventud como etapa fundamental en crecimiento de la paz, en tomas de decisiones, de conciencia, de búsquedad de caminos, momento que permite encontrarnos y vernos personas para el bien en el futuro. Animémos jovenes, vale la pena, ser luchadores, vencedores y ganadores. Las dificultades, la intimidaciones, los males, la incomprensión, la muerte no tienen la ultima palabra, habramos nuestra mente, nuestra vida, nuestro corazón a Dios, escuchemos a Dios, busquemos a Dios, en él encontramos paz, alegría y realización. Si buscamos a Dios, buscamos el bien, lo mejor, lo maximo. Vale la pena burcarlo. busquemos en el compañero, en el amigo, en aquel que nos parece diferente, allí está Dios, bridemos amor y recibiremos amor, brindemos paz y recibiremos paz, comprendamos a los demás y seremos comprendidos, seamos alegres y haremos alegres a los corazones tristez, y asi, podemos seguir haciendo la invitaciòn a ser buenos para construir el Reino. Cada vez que dejamos de hacer el mal, estamos resucitando, estamos transformándonos en personas nuevas. Sigamos, sintamos a Dios en nosotros para poder ver la presencia de él en los demás. Dios los bendiga, los proteja, los cuide, mientras trabajan y mientras lean esta reflexión.