“Bienaventurados los que trabajan por la paz
Porque serán reconocidos como hijos de Dios (Mt 5,9)
Comunicado de la Conferencia
Episcopal de Guatemala.
1.
Los
Obispos de Guatemala queremos manifestar públicamente nuestro fraternal
agradecimiento, admiración y aprecio a Mons. Rodolfo Bobadilla Mata por toda la
labor pastoral realizada durante su vida episcopal ahora que, por motivos de
edad, su renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Huehuetenango ha sido
aceptada por el Santo Padre. Queremos igualmente reiterar nuestra adhesión
fraternal en la comunión episcopal a Monseñor Álvaro Ramazzini en su acción
pastoral y su reciente nombramiento como Obispo de esa Diócesis.
2. Dentro de los múltiples temas
abordados en nuestra reunión compartimos que en Guatemala continúa siendo
motivo de preocupación la situación social, política y económica. Hemos visto cómo la situación de Barillas
(Huehuetenango), ha llegado a un punto de conflicto tal que ha derivado en
violencia y en la muerte de un campesino, situación que hunde su raíz en
aspectos graves no atendidos durante años
como la violencia imperante, el vacío de autoridad, la marginación
política, la falta de desarrollo en la región, las dificultades ante la
proyección de una hidroeléctrica, situaciones fronterizas conflictivas causadas
por la migración forzada, el narcotráfico y el contrabando entre otras. A este
conflicto se pueden sumar otros como los de San José del Golfo, San Miguel
Ixtahuacán, San Juan Sacatepéquez y San Rafael Las Flores. Constatamos lo que
se dijo en la Va. Conferencia en Aparecida: “En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de
la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas”
(DA 84).
3.
Nos
hacemos solidarios con Monseñor Bobadilla y el presbiterio de la Diócesis de
Huehuetenango que, en su carta del pasado 11 de Mayo, han manifestado su visión
de la realidad local y nacional y han pedido al gobierno que responda con
políticas y estrategias acordes a la Constitución de la República orientadas al
respeto de la persona y la familia para garantizar a todos la vida, la
libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la
persona. Al mismo tiempo, condenamos el recurso a la violencia como modo de
solución de los conflictos.
4.
Consideramos
la importancia que tiene el implementar procesos de consulta según se plantea
en el convenio 169 de la OIT, entendidas éstas como atribución del Estado de
informar y consultar a los pueblos indígenas respetando su justo derecho a la
información y consulta, en orden a lograr acuerdos y no como una mera votación
mayoritaria a favor o en contra de un proyecto. Consideramos que urge una
reglamentación de este procedimiento por parte del Estado.
5. Consideramos la necesidad de
implementar el desarrollo del país, un desarrollo que sea humano, integral,
solidario y sostenible (DA 474c.) a través de la inversión, el aprovechamiento
racional de los bienes naturales y la creación de puestos de trabajo, hecho
sobre la base de búsqueda del bien común y no solos del lucro y la acumulación
de capital cuyos beneficios no llegan al pueblo. Continúa siendo motivo de
atención la política de desarrollo de la economía del país enfocada a la
promoción de grandes empresas, por lo general transnacionales, orientadas a la
explotación de bienes naturales como los minerales y grandes extensiones de
tierra para el monocultivo. Un desarrollo basado en la participación de grandes
empresas transnacionales y la extracción minera exige de parte del Estado una
especial atención para que los intereses de la población sean efectivamente
servidos. Consideramos que es necesario plantearse el desarrollo del país
minimizando seriamente los graves riesgos de la contaminación ambiental que
pueda causar la minería, es importante que las ganancias operativas de las
empresas inviertan en el país. Se debe impulsar el respeto a las comunidades,
su cultura y su entorno. La Doctrina Social de la iglesia enfatiza que “una
correcta concepción del medio ambiente no puede reducir utilitariamente la naturaleza
a un mero objeto de manipulación y explotación” (Compendio de la DSI, 463).
6. Esperamos que se implementen procesos
de desarrollo económico en las empresas con responsabilidad social y ambiental.
Reconocemos que algunas de éstas llevan adelante exitosamente proyectos de
desarrollo en su entorno.
7. Consideramos que el diálogo, del cual
la Iglesia quiere ser facilitadora, la información objetiva, la consulta para
llegar a acuerdos entre las partes interesadas y sobre todo la búsqueda
incansable del bien común por parte de todos los sectores de nuestra sociedad,
son la base para lograr el desarrollo integral que todos buscamos. “La Iglesia invoca a los Estados para que
establezcan un marco político y legal que regularice la actividad extractiva
según los estándares socio culturales y ambientales internacionales, proteja
los derechos de la población aledaña a los yacimientos y vele por el
cumplimiento de los contratos establecidos con las empresas” (CELAM, Depto. de
Justicia y Solidaridad, Junio 2011).
8. Las señales constantes de alarma en
el acontecer del país, como son los nuevos brotes de violencia y polarización,
nos llaman insistentemente a promover entre los guatemaltecos la deseada
cultura de paz y a no perder nunca la esperanza basada en nuestra fe cristiana
y en la acción del Espíritu Santo en las personas y las comunidades que nos
lleva con certeza al crecimiento del Reino de Dios entre nosotros. Esperamos
que efectivamente la violencia disminuya. Esperamos avances en los procesos
judiciales más certeros y prácticos.
9. En estos días se está realizando en
Milán (Italia) el Encuentro Mundial de las Familias, por lo que exhortamos a
seguir llevando adelante una pastoral familiar renovada y vigorosa, que
responda a las situaciones difíciles de tantas familias en la pobreza, la
violencia intrafamiliar en particular contra la mujer y la pérdida de valores.
10. En medio de una situación social tan
compleja, queremos invitar a todo el Pueblo de Dios a vivir con interés y
compromiso cristiano el próximo “Año de la Fe”, al que nos ha convocado el Papa
Benedicto XVI con ocasión del cincuentésimo aniversario de la inauguración del
Concilio Vaticano II, el vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo
de la Iglesia Católica y el próximo
Sínodo sobre la Nueva Evangelización. Será una hermosa ocasión para profundizar
sobre el don de la fe que hemos recibido y para abrir nuestros corazones a
vivirla y comunicarla con espíritu misionero en las circunstancias actuales
haciendo real de nuevo la invitación que nos hiciera el Beato Juan Pablo II en
su primera visita: no más divorcio entre fe y vida.
11. Que Nuestra Señora del Rosario,
patrona de Guatemala, sea siempre para nosotros modelo de seguimiento de
Jesucristo para construir la paz tan anhelada.
Guatemala, 31 de mayo de 2012.
X
Rodolfo
Valenzuela Núñez,
Obispo de la Verapaz
Presidente
de La Conferencia Episcopal de
Guatemala
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X
Bernabé
de J. Sagastume Lemus, ofm. Cap
Obispo de
Santa Rosa de Lima
Secretario
General
de la
Conferencia Episcopal de Guatemala
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